
El primer paso que dieron fue acudir al Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI) para conocer la situación de la marca, ya que supuestamente no podían utilizarla porque era una marca de Nestlé.
“Nos dimos a la tarea de registrar que no era cierto porque era una marca que desde los años noventas se dejo de utilizar, así que tenían más de 15 años sin utilizar y en el reglamento del IMPI hay un cláusula que dice que si tu no utilizas una marca después de 3 años, cualquier empresa puede acceder a ella obviamente a través de un juicio, entonces demostramos en primera instancia que no la estaba utilizando”, señala Nájera.
Nájera y sus socios tuvieron que acudir con notarios porque Nestlé argumentaba que se vendían en restaurantes y tiendas, pero Helados Vida pudo comprobar después de 7 años de litigio en diversas instancias que no fue así. La Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió dejar en firme la sentencia que ordena declarar la caducidad del registro de la marca Danesa 33, con lo que Nestlé pierde los derechos sobre ella.
En todo ese tiempo que estuvieron en litigio Helados Vida se dedicó a mejorar las recetas de forma casera para esperar a que tuvieran en manos la marca y poner en marcha su plan de negocios.
“Nuestra intención es hacer más acogedor la compra de helado, ir a sentarte un ratito, como en una cafetería pequeña. Pero también, la ventaja del helado es que es un producto que lo adquieres, te lo llevas al parque o a donde sea, por eso no tenemos miedo de que el Covid-19 interfiera en nuestros planes. Nuestro mercado meta es para las personas que pueden pagar un helado porque sabemos que vamos a vivir una crisis económica muy fuerte”, agrega el directivo.